Enrique del Rivero 7 de septiembre, 2021 · 3 minutos
Tres elementos han contribuido a convertir a la histórica ciudad de Medina de Pomar, antigua capital de Las Merindades, en un bello e interesante conjunto urbano: una privilegiada ubicación geográfica, una densa historia y un no menos rico y variado patrimonio artístico y cultural ligado a la familia feudal de los Velasco y en el que brilla con luz propia el convento de Santa Clara.
Estos nobles que llegaron a convertirse en los Condestables de Castilla —la principal autoridad del reino después de los monarcas— y que hicieron de Medina de Pomar el centro de su extenso señorío, también eligieron para su morada definitiva esta localidad ribereña del Trueba. Para ello fundaron un monasterio que con el tiempo se convertiría en uno de los más señalados e influyentes de Castilla. Entre todos los elementos arquitectónicos del panteón señorial de Santa Clara destaca por su personalidad, la capilla de la Concepción.
El monasterio de Santa Clara está situado fuera del recinto amurallado de Medina de Pomar, muy cerca del río Trueba. Fue fundado en 1313 por Sancho Sánchez de Velasco, Adelantado Mayor de Castilla, y su esposa Sancha García de Carrillo. Desde el mismo momento de su fundación, hace más de siete siglos, han sido las monjas Clarisas las encargadas de su custodia y mantenimiento espiritual.
Además de las habituales dependencias monásticas el convento de Santa Clara de Medina —junto a él se alzan los restos del hospital de la Veracruz— presenta una iglesia abacial de una sola nave dividida en tres tramos y con cabecera rectangular. Edificada principalmente durante el siglo XV, en estilo tardogótico, recibió importantes añadidos posteriores. Entre todas las sepulturas de la familia fundadora sobresale el mausoleo, situado en el coro alto, de Iñigo Fernández de Velasco y María de Tovar. Sus dos magníficas estatuas exentas están labradas en alabastro y son de estilo renacentista.
En el siglo XVI se añadió a la fábrica de la iglesia la capilla de la Concepción. Esta notable construcción funeraria, diseñada por Juan de Resines o Gil de Ontañón, sigue el modelo familiar iniciado en la capilla de los Condestables de la Catedral de Burgos: ámbito único, cubierto con rica bóveda de crucería, que descarga sobre cuatro grandes trompas aveneradas. En su interior, al que se accede a través de una bella reja forjada por Cristóbal de Andino, se conserva un pequeño retablo policromado de estilo plateresco atribuido al genial escultor Felipe de Bigarny.
Es también muy interesante el museo del convento de Santa Clara en el que en distintas salas y en cuidados ámbitos expositivos nos podremos hacer una idea de la historia de la familia de los Velasco y de los siete siglos que llevan viviendo las monjas clarisas dentro de la clausura del monasterio. Entre los tesoros que se guardan en el museo medinés destaca el impactante Cristo Yacente de Gregorio Fernández, fechado en el siglo XVII y que está considerada una de las mejores obras del famoso escultor del barroco español.
Situado extramuros de Medina de Pomar, una buena manera de llegar hasta el monasterio de Santa Clara es salir caminando desde su recinto urbano para, tras un corto y tranquilo paseo, localizar la entrada al amplio compás que antecede al monumento.
Más información sobre el monasterio y su visita en: www.monasteriodesantaclara.es