Enrique del Rivero 6 de septiembre, 2020 · 1 minutos
A los pies de los Montes Obarenes y en la misma entrada del desfiladero del río Oca se alza la villa condal de Oña. Su escalonado caserío se agrupa a la sombra del famoso monasterio de San Salvador, uno de los focos más intensos de cultura y vida monástica medieval, que acabó convertido en panteón de reyes navarros y castellanos. El conjunto aparece rodeado por un enorme anfiteatro de roca viva salpicado por aislados bosquetes de pino, encina y boj. En verano sus vecinos participan en la representación teatral de su famoso Cronicón.