Enrique del Rivero 26 de enero, 2021 · 4 minutos
Muy cerca de la legendaria Peña Amaya, dominando el pueblo de Humada y todo el alto valle del Odra se alza la rotunda y aislada mole caliza de Peña Ulaña. Elemento fundamental del Geoparque Mundial de Las Loras y ejemplo antológico del sinclinal tipo lora, La Ulaña esconde en sus entrañas un secreto muy bien guardado: uno de los mayores castros prerromanos de toda Europa. También es un paraíso para las aves rapaces y un lugar ideal para practicar el senderismo.
En el extremo noroccidental de la provincia de Burgos, en el límite con Palencia y a caballo entre la Cordillera Cantábrica y la Cuenca Sedimentaria del Duero se localiza una singular comarca bautizada con el acertado nombre de Las Loras. Un llamativo relieve a base de largas y estrechas estructuras rocosas, conocidas como loras, caracteriza y otorga una personalidad única al paisaje de la región. La Ulaña es un señalado ejemplo de este tipo de relieve que también se denomina inverso y que ha sido protegido por la Unesco bajo la figura de Geoparque de Las Loras.
Si se contempla desde la distancia, la silueta de Peña Ulaña semeja una alargada e inexpugnable fortaleza natural. Este carácter inaccesible atrajo desde los tiempos prehistóricos a las gentes que vivían en la zona. Como están demostrando las excavaciones arqueológicas, La Ulaña puede considerarse como uno de los Oppida prerromanos más extensos —con cerca de 600 hectáreas incluyendo la plataforma superior y el cinto perimetral— de todo el continente europeo. Seguramente habitado desde la Edad del Bronce y aunque cuenta con restos de la Primera Edad del Hierro su época de mayor esplendor coincide con la Segunda Edad del Hierro. Durante este último período, que comienza hace unos 2.300 años, los habitantes de Peña Ulaña fueron los miembros de un pueblo guerrero y legendario: los cántabros.
La cima de Peña Ulaña —su máxima altura son 1.226 metros— es una gran superficie totalmente plana que tiene cinco kilómetros de largo y entre 200 metros y un kilómetro de ancho en su punto de mayor desarrollo. La superficie de la plataforma superior está rodeada por una vaguada o pasillo ortoclinal, conocido en la zona como cinto, delimitado por unas elevadas crestas rocosas y por los propios farallones de la peña.
Las huellas arqueológicas se distribuyen por toda la planicie y tienen su más visible exponente en las dos murallas conservadas. La que protege el flanco septentrional de la plataforma superior es verdaderamente espectacular por sus dimensiones. De sus más de cuatro kilómetros de longitud se han conservado 2.900 metros entre los que destaca un tramo de casi mil metros de desarrollo. La que mejor se ve es la transversal que cruza la peña, que tiene apenas 200 metros pero que en algunos puntos todavía tiene un alzado de dos metros y medio.
También se han descubierto 267 estructuras de las que 48 son de apariencia tumular —posiblemente de carácter funerario— y 179 son de habitación. En estas variadas construcciones —presentan planta circular, rectangular y ovalada— llegaron a vivir unos 600 habitantes.
Las últimas investigaciones arqueológicas de La Ulaña confirman que el yacimiento burgalés es uno de los más señalados oppidum —lugar elevado cuyas defensas naturales se han visto reforzadas por la intervención antrópica— de la península Ibérica.
La mejor manera de visitar este atractivo enclave histórico es caminando. Una pista asfaltada que parte de San Martín de Humada permite llegar con facilidad hasta una antena de televisión desde la que se puede iniciar un interesante recorrido senderista por la cumbre de la lora y alcanzar los restos del castro prerromano y sus marcadas murallas. Con un poco de atención se pueden descubrir las dos entradas al oppidum y los restos de algunas de las viviendas en las que aparecieron unos escasos hallazgos arqueológicos y los huesos de los animales que criaban los cántabros de La Ulaña: oveja, cabra, vaca, cerdo y caballo.
Además de su riqueza arqueológica, en los cielos de La Ulaña es fácil ver desde el pausado vuelo de los buitres leonados, hasta la majestuosa silueta del águila real. Tampoco sería extraño cruzarse en el camino con corzos, jabalíes, gatos monteses y zorros
Para alcanzar La Ulaña hay que salir de Burgos por la A-73 y la N-627 con dirección a Aguilar de Campoo. Tras pasar por Santa Cruz del Tozo se debe tomar el cruce que por la derecha enfila, siguiendo la BU-V-6216 y por Fuencaliente de Puerta, hasta San Martín de Humada. En esta última localidad hay que tomar la pista que asciende hacia las antenas que culminan la cumbre de Peña Ulaña.