Enrique del Rivero 6 de septiembre, 2020 · 2 minutos
En el Valle de Manzanedo y erguida unos cuantos metros sobre el nivel del Ebro, se descubre una de las iglesias rupestres más interesantes del panorama altomedieval español: San Pedro de Argés. Excavada en un blando banco de roca arenisca presenta una sola nave, con otra secundaria añadida posteriormente, y cabecera en forma de herradura. Su deficiente estado de conservación no impide percibir toda la grandeza y originalidad del monumento.
Además de haber modelado un paisaje verdaderamente excepcional, el río Ebro, a su paso por Las Merindades atesora uno de los más singulares y valiosos conjuntos de eremitorios rupestres altomedievales de todo el continente europeo. Desde las más occidentales tierras de Bricia, hasta el extremo oriental del Valle de Tobalina, pasando por los valles de Manzanedo y Valdivielso, nos encontramos un sinnúmero de necrópolis, cuevas, ermitas, iglesias y monasterios, excavados en la roca, que hablan por si solos de la intensa actividad llevada a cabo en esta zona, por distintos grupos de anacoretas giróvagos, durante los siglos IX y X.
La iglesia rupestre de San Pedro de Argés es una de sus muestras más sobresalientes. De importantes dimensiones y con una inusual finura y acabado en sus elementos, consta de dos naves de desiguales dimensiones, una especie de nártex a los pies y una cabecera —su planta tiene tendencia a la herradura— con coro y presbiterio. La nave principal estaba cubierta con bóveda de cañón, con dos arcos que la delimitaban y un tercero que la divide en dos tramos. Bajo el arco que separaba la nave de la cabecera se abrían otros dos más pequeños con forma de herradura cerrada. Estilísticamente, aunque con ciertos elementos arcaizantes, y desde el punto de vista cronológico, San Pedro de Argés puede atribuirse a la época de repoblación.
Desde Burgos y por la A-73 hay que desviarse por la carretera de Villarcayo, C–629. Al llegar a Incinillas se debe tomar la carretera local que se dirige a Manzanedo. Tras pasar el cruce de San Martín del Rojo y el monasterio de Rioseco, unos metros antes de llegar al carreteril que asciende hacia el pueblo de Argés, se localiza el señalizado sendero que permite subir hasta el eremitorio de San Pedro.
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