Enrique del Rivero 14 de julio, 2020 · 3 minutos
El Cañón del río Lobos es un singular espacio biogeográfico, compartido por las provincias de Burgos y Soria, que se caracteriza por una profunda y serpenteante garganta de escarpados farallones.
El Cañón del río Lobos, declarado Parque Natural en 1985, fue una de las primeras zonas protegidas en Castilla y León. La protección abarca los más de 20 kilómetros del cañón y toda su zona de influencia. El sector burgalés de este espacio natural pertenece al término municipal de Hontoria del Pinar. Desde esta localidad parte un recorrido senderista, perfectamente señalizado, que permite internarse en los primeros kilómetros de la garganta. Enseguida se alcanza el primer encajonamiento fluvial en la zona, conocido como Las Hoces. Desde aquí ya se puede apreciar en toda su extensión la grandeza de este cañón de origen kárstico. Sus verticales paredes calizas, de cerca de 200 metros de altura, han sido modeladas por los fenómenos erosivos en las calizas compactas del Cretácico.
En las zonas con menos suelo y más pedregosas se desarrolla la sabina albar. Según se avanza por la cada vez más serpenteante garganta, el sabinar es sustituido por un denso bosque de pino negro o laricio.
Salvo en épocas de lluvias o deshielo, aunque el agua continúe corriendo por el subsuelo, el cauce del río aparece seco. Este curioso fenómeno se debe al carácter kárstico del terreno, lo que facilita que en algunos puntos el río desaparezca tragado por profundos sumideros, para brotar de nuevo a los pocos kilómetros en unas espectaculares surgencias.
Debido a su relativo aislamiento este sector del cañón ha preservado en su interior una rica y variada fauna. En sus altos e inaccesibles farallones rocosos anida una de las mayores concentraciones de buitre leonado —tampoco es raro contemplar algún ejemplar de buitre negro— de toda la península Ibérica. También en los roquedos crían águila real, alimoche, búho real, halcón peregrino y roquero rojo. En los pinares pueden verse piquituertos, pitos reales y águilas calzadas y culebreras. Entre los mamíferos destacan jabalíes, corzos, tejones, ginetas, nutrias y gatos monteses. Tras pasar el Hoyo de los Lobos se alcanza El Apretadero. En este tramo el cañón se va haciendo más profundo y escarpado y en sus paredes rocosas se abren y recortan una gran cantidad de cuevas y abrigos. Se puede llegar con facilidad, siguiendo la señalización, hasta el puente de los Siete Ojos. Desde allí lo mejor es regresar por el mismo camino.
En las inmediaciones de Hontoria del Pinar se descubre, salvando las aguas del río Lobos, un singular puente. De posible origen romano, ya que por el lugar discurría un antiguo camino empedrado que enfilaba a la búsqueda de la ciudad de Clunia Sulpicia. La originalidad de su fábrica radica en la utilización, como elemento sustentante de sus arcos, de una gran piedra situada en medio del río. El puente consta de tres arcos, dos de los cuales se apoyan directamente sobre la roca desprendida de la cercana ladera caliza. Los arcos se levantan con bastos sillares, mientras que el resto de la estructura muestra un curioso relleno de sillarejos. El puente es muy estrecho y sólo permitiría el paso de peatones, caballerías y pequeños carruajes.
Hay que salir de la ciudad de Burgos por la Autovía del Norte, con dirección a Madrid. A la altura de Sarracín es necesario desviarse por la carretera de Soria, N-234. Una vez en Hontoria del Pinar se deben seguir las señales que marcan el sendero que se interna por el Parque Natural.
Época recomendable: Todo el año.
Dificultad: Media.
Distancia y tiempo: 24 kilómetros y ocho horas.
Interés: Paisaje, fauna y flora.
Más información: https://patrimonionatural.org/espacios-naturales/parque-natural/parque-natural-canon-del-rio-lobos