Enrique del Rivero 17 de septiembre, 2020 · 4 minutos
La provincia de Burgos también puede presumir de ser tierra de dinosaurios. Los principales hallazgos se han descubierto en la comarca situada al sur de la Sierra de la Demanda, que se puede delimitar entre Torrelara y Regumiel de la Sierra.
Hace unos 140 millones de años, en la transición entre el Jurásico y el Cretácico, la zona formaba parte del borde de un gran lago en el que confluían numerosos ríos y canales fluviales. El clima era tropical y favoreció el desarrollo de una extraña y exuberante selva de gigantescos helechos arborescentes. En este húmedo y cálido ambiente —con un mayor nivel de dióxido de carbono— vivían los dinosaurios que dejaron sus huellas y sus huesos en los yacimientos burgaleses.
Además, en Salas de los Infantes y en su Museo de los Dinosaurios se exponen, entre otros muchos restos, los huesos de dos especies únicas en el mundo: el Demandasaurus darwini y el Europatitan eastwoodi.
Se trata de un yacimiento con 60 huellas de dinosaurio, que forma parte de un mega yacimiento de cinco kilómetros de longitud y con más de un millar de icnitas repartidas en 14 afloramientos rocosos. Datado hace 144 millones de años en Las Sereas 7 destacan dos rastros de saurópodos —vegetarianos cuadrúpedos de grandes dimensiones— únicos en el planeta. La originalidad de estas icnitas es que pertenecen a sus patas traseras y muestran con claridad sus cuatro dedos dirigidos hacia delante.
Son muy valiosas las 123 huellas fósiles de dinosaurios aparecidas en este enclave que forma parte del extenso yacimiento icnológico de Las Sereas, con más de cinco kilómetros de longitud y 14 afloramientos rocosos, datado hace 144 millones de años en la transición entre el Jurásico y el Cretácico. Los grandes dinosaurios vegetarianos —como el que se puede admirar reproducido a tamaño real junto al yacimiento— que pesaban muchas toneladas dejaron sus profundas huellas en el barro de la somera orilla del lago al que acudían a comer algas y plantas.
El entorno geográfico de Salas de los Infantes atesora uno de los conjuntos más variados e interesantes de restos fósiles de dinosaurios y de fauna y flora del Cretácico, de toda la península Ibérica.
El lacustre, húmedo y exótico paisaje que cubría la comarca hace 123 millones de años, tapizado de helechos gigantes y acuáticos —en las zonas más secas crecían grandes coníferas como las aparecidas en Hacinas—, estaba habitado por una gran variedad de dinosaurios. Desde grandes herbívoros, hasta temibles cazadores, pasando por especies acorazadas y pequeños corredores.
Los fósiles de todos ellos, junto a los restos de peces, cocodrilos, tortugas y lagartos con los que convivían, están expuestos en las vitrinas del Museo de Salas de los Infantes. El prestigio de esta pionera institución cultural, dirigida por el paleontólogo e investigador Fidel Torcida, ha traspasado nuestras fronteras ya que los especialistas internacionales acuden a contemplar los fósiles únicos en el mundo que atesora: los dinosaurios Demandasaurus darwini y Europatitan eastwoodi, el enorme lagarto Arcanosaurus ibericus, y la tortuga Larachelus morla.
Junto a las Tenadas de Costalomo se localiza un gran banco de areniscas cretácicas de origen fluvial en el que aparece un rastro formado por siete huellas fósiles de dinosaurio. Son tridáctilas, tienen una longitud media de 36 centímetros y sobresalen otros cinco sobre el lecho de la roca. Las pisadas se han conservado en forma de epirrelieves convexos, los que las convierte en una de las pocas de este tipo aparecidas en el continente europeo. Los expertos las han asignado a un dinosaurio terópodo o carnívoro. En la actualidad el yacimiento permanece tapado a la espera de la pertinente protección y puesta en valor.
Junto a las últimas casas de Regumiel de la Sierra, al final de la calle del Pinar y en la zona conocida como El Frontal se descubren dos afloramientos de huellas fósiles de dinosaurios. Las icnitas fueron dejadas por varios dinosaurios ornitópodos y terópodos de gran tamaño que vivieron en el lugar hace unos 120 millones de años, durante el Cretácico Inferior. Los yacimientos están vallados y perfectamente señalizados y cuentan con una escultura a tamaño real de uno de los protagonistas.
Las huellas son tridáctilas y presentan un tamaño comprendido entre los 15 y los 60 centímetros de longitud. Uno de los rastros de este yacimiento tiene un alto interés paleobiológico ya que, al contrario que en los demás, el dinosaurio que lo produjo andaba sobre cuatro patas. Este tipo de locomoción cuadrúpeda era ocasional ya que la mayoría de estos dinosaurios iguanodóntidos presentaba una marcha bípeda.
Todos los yacimientos de esta ruta de los dinosaurios burgaleses se encuentran muy próximos al eje marcado por la carretera de Burgos a Soria: N-234. Solo hay que desviarse por las carreteras locales que enfilan hacia Quintanilla de Las Viñas, Mambrillas de Lara y Costalomo.
Para visitar los yacimientos de Regumiel de la Sierra es preciso tomar en Salas de los Infantes —sede del Museo de los Dinosaurios—la carretera CL-117 dirección Quintanar de la Sierra.